Cuantos amaneceres y atardeceres mis ojos
han podido contemplar. En cada atardecer, pintado de colores maravillosos he
podido recibir el regalo de la paz interior, un regalo quizás al final de un día
más de muchas actividades con la esperanza de un nuevo día.
Algún día alguien me dijo que a veces
vivimos como esas gallinas que protestaban por la calidad del maíz que les está
dando el granjero ignorando que este planea cocinarlas al día siguiente. No
valoramos el precioso presente que nos regala Dios, el milagro de vivir.
Cuantos amaneceres mis ojos han
contemplado…con los primeros rayos del sol he podido escuchar el canto de las
aves como un concierto de felicidad. Y en algunas ocasiones a demás el sonido
placentero del golpe de las olas contra la arena.
Y en cada movimiento del mundo, en cada
minuto que el sol aparecía o se escondía de mi vista…sentía que era Dios quien
me veía.
Maestro y aprendiz se sentaron a meditar
frente a la imagen del Buda. “Le he pisado la cola al tigre” dijo ella mientras
comenzaba a cerrar levemente los ojos, el miedo venia pero resbalaba por su
cuerpo, ya no tenía apegos. Ahh se decía; después de la odisea de mi vida…quizás
este es mi final. Siento que este atardecer no tendrá un amanecer…de pronto se
cierra el ciclo de esta vida…Deberé despedirme sutilmente de mi familia, despedirme
de…
”Existe una fuerza” dice el maestro
interrumpiendo sus pensamientos….Una fuerza poderosa que crea, mantiene o
destruye. Su poder es tan intenso que bajo todo ese aparente caos en
movimiento, mantiene el cosmos en perfecta armonía. No interfiere en los deseos
del ego, se mantiene alejada de los afanes carnales ya corrompidos por el mundo
humano…algunos le llaman Paramatman…otros le llaman El Tao…y otros…le llaman Dios…
Un aliento como un suspiro de vida y
esperanza hace que ella inhale el aire complacida moviendo levemente su mano
derecha…pero ya lo siente; maestro y aprendiz lo sienten… El suelo comienza a
temblar, los ejércitos comienzan a salir de ultratumbas apresurados y esta vez
son enviados por el mismo Satanás…y a pedido de su fiel devota…el cielo se cubria de nubes...